
Por las mismas fechas, en la aldea vecina de Cardelle un testigo llamado David Torres asegura que vio un “bicho rarísimo”, que andaba a cuatro patas, con cabeza y ojos grandes y orejas pequeñas.
Y para rematar la parafernalia completa que acompaña, en ocasiones, la presencia de chupacabras, varios testigos aseguran que –durante las noches de los ataques – fueron observadas extrañas luces en el cielo.
Recordemos también el caso –ya analizado en Criptozoología en España, (ver aqui ) – de otro suceso acontecido en tierras gallegas bautizado como la alimaña de Obre, otro ataque a animales –en este caso, gallinas – producido en enero de 2008 en este concello coruñés.
¿Qué animal estuvo rondando las explotaciones ganaderas gallegas en febrero de 2002 y años posteriores? Tal vez, demasiados ataques sin explicar, …
Muerte de ganado “en extrañas circunstancias”. Ni lobos, ni tigres,… un depredador paranormal de grandes dimensiones. A esta conclusión llegaron los investigadores que se acercaron a estudiar los sucesivos ataques que vacas y caballos de la localidad lucense de Abadín venían sufriendo desde mediados de febrero del año 2002.
A principios de mes, otro caso similar ocurrió en la aldea pontevedresa de A Lama, en la parroquia de Dozón. En esta ocasión, dos cabras y tres becerros –propiedad del granjero José Luis García Gutiérrez -murieron a causa de un animal que les extrajo la sangre sin causar más herida que un pequeño, perfecto y limpio orificio en el cráneo, como hecho con una broca.
Los cadáveres estaban intactos, sin ser comidos, y el responsable de la matanza hubo de saltar el muro exterior de la granja para acceder a la zona donde se encontraban las víctimas. El propietario indicaba que había visto con anterioridad las consecuencias de los ataques de lobos y otras alimañas, pero nada parecido al panorama que encontró en su propia casa.
El chupacabras en Galicia

“O Home do Unto” otros lo llamaban "O Lobo da Xente", "O Lobishome", "El Hombre Lobo", "El Hombre Lobo de Allariz", "O sacamanteigas"...así definen a Manuel Blanco Romasanta nacido en Regueiro, Esgos, el 18 de noviembre de 1809
El 3 de Marzo de 1831, contrajo matrimonio con Francisca Gómez Vázquez. Halló la moza Romasanta bien cerca de su Regueiro natal, en Soutelo, otra pequeña localidad también de la feligresía de Santa Eulalia de Esgos.
Romasanta contaba 21 años, el matrimonio había de durar poco. Sin hijos y solamente tres años y veinte días después, Francisca moría por causas que se desconocen. Era el 23 de Marzo de 1834, el mismo mes de la boda.
A partir de aquí, se presentará como viudo y sin hijos, pasa a ser "de profesión Tendero", y con su tienda ambulante se abre a innumerables caminos que irán mucho más allá de los valles de Maceda y de Conso, de las sierras de San Mamede y O Invernadeiro. Más allá de la provincia ourensana e incluso del Reino de Galicia, caminos que conocerá, aprenderá y acabará manejando con la maestría de un lobo.

El hombre lobo de Allariz
Corrían finales de 1843, a lo sumo principios del 44, siempre antes de la sentencia de 10 de octubre de este año, 1844, que producían los juzgados de León tras juzgar a Romasanta en rebeldía, cuando se refugió en Rebordechao y A Hermida “Alí fíxose querer da xente. Pirmeiro serviu na casa d´Andrés Blanco e logo púxose aparte. Fiaba, calcetaba, cardaba na lá, facía mandiques e axudaba d´outras sortes ós veciños co-as suas moitas abelencias...” VICENTE MARTÍNEZ-RISCO AGÜERO, DISCURSO DE INGRESO EN LA REAL ACADEMIA GALLEGA: EDITORIAL MORET, A CORUÑA, 1971 “Era al parecer, un hombre aparentemente pacífico, servicial, bastante parlanchín e incluso tenido por devoto. Un solo rasgo de relativa anormalidad: Blanco Romasanta era algo afeminado”
DE UN ARTÍCULO DE COSTA CLAVELL PUBLICADO EN LA VOZ DE GALICIA, EL 13 DE ENERO DE 1980 AL TÍTULO “EL HOMBRE-LOBO
Corrían los últimos meses de 1843, quizá los primeros de 1844, cuando, como queda dicho, Romasanta empezó a asomar por Rebordechao. Nunca se consiguió establecer la fecha con la debida concreción, aunque “ O do Unto” negó que lo hiciera huyendo de la justicia y aseguró desconocer que había sido juzgado en rebeldía. Cuando Romasanta empezó a ganarse a aquellas gentes contaba 34 años. Habían transcurrido más de 9 desde la muerte de su esposa, casi tantos como llevaba recorriendo los caminos de El Bierzo, Castilla y Santander con su tienda ambulante.
Las víctimas por las que la justicia se interesaba y que Romasanta asumió producto del maleficio que padecía, pertenecían todas a las familias García Blanco y Rúa.

La primera de ellas, con la que Romasanta llegaría a compartir los primeros días de de aparente estabilidad era oriunda de Castro de Laza, la otra Antonia Rúa también caería en manos de Romasanta, además comenzó su pertrecha vocación de acompañar a vecinos de ellas y familiares a través de las montañas, en busca de mejores situaciones económicas y se valía de haber realizado él los caminos fuera del Reino de Galicia . Junto a los suyos volvió Romasanta en cuantas ocasiones estimó oportuno con misivas por las que, supuestamente, los de allá le daban cuenta a los de acá de lo bien que le iban las cosas en tan lejanas tierras, al tiempo que les animaban a que se reunieran con ellos. Luego confesaría Romasanta que los desgraciados nunca llegaron a ninguna parte, y que él mismo los destripó en la soledad de la montaña vuelto lobo y preso de una irrefrenable necesidad de matar cuanto bicho viviente estuviere a su alcance. De todos ellos, madres e hijos, ni en Castro de Laza ni en Rebordechao quedan actualmente vestigios mínimamente claros y suficientemente definitorios. Extremo al que contribuye poderosamente la cantidad de García y de Blanco que existen en Castro. Por si no fuera poco, Romasanta mató a Manuela y a su hija y embaucó posteriormente a una hermana de Manuela, para ir a servir a Santander a casa de un rico hacendado; Benita y a su hijo de soltera Francisco, quedando con ellos en la localidad de As Arruás dándole muerte cerca de O Corgo do Boi.
Blanco tardó en aparecer por Laza los días de rigor que exigía la lógica del viaje. Cuando esto sucedió, llegó portando nuevas de las dos hermanas y sus dos hijos. Inmejorables, ya que a la Benita le había tocado la lotería. Con lo cual, su ida a aquellas tierras, además de lo bueno del amo, casa y vida, había sido como levantar un dedo y tocar el cielo. Y para colmo de venturas, resulta que al Francisco le estaba yendo muy bien estudiando para abogado. Las colocaciones de Romasanta eran un valor en alza, aunque siempre según él, claro. Continuó matando a otras gentes de Rebordechao y mientras seguía trayendo noticias a los de Castro, y convenciendo a otra de las hermanas García Blanco, esta vez a Josefa, casada con un tal Pazos y a su hijo José Pazos García, primero al hijo y días más tarde a la madre en el camino que va a Correchouso.
Corría por entonces cual hecho cierto y reprobable, que en el vecino Portugal era muy apreciadah la grasa humana, con la que los hacendados conseguían potingues con los que sus damas prolongaban la juventud y tersura de su piel, así como que dicha grasa, el sebo humano o unto como más se le conocía y se le decía en Galicia, era igual o todavía más apreciado en la botica portuguesa.
La situación de Romasanta cambió cuando tres personas de Laza, familiares de desaparecidos lo fueron a buscar y denunciar a Toledo, allí fue remitido a Verín donde hizo sus primeras y abominables declaraciones, y más tarde al juzgado de Allariz donde fue condenado a la muerte en garrote, pero tras procesos judiciales en Coruña fue condonada su sentencia por la reina Isabel II, y remitido a cumplir prisión en la cárcel de Celanova, donde dicen que acabó sus días aunque no consta esto en papel alguno.

Hallados los restos de dos víctimas del lobishome Romasanta
Más de cien años después, no todo está dicho aún acerca de Manuel Blanco Romasanta, el lobishome de Allariz. En Newbery, estado norteamericano de Míchigan, se halla la Fundación Lycan, dedicada a estudiar los casos de licantropía del mundo. Uno de sus proyectos es el del Sacamanteigas de Ourense. El antropólogo Ivort Macsaw localizó en esta provincia dos esqueletos que, según dice, pertenecen a personas asesinadas por Romasanta a mediados del siglo XIX.
Los restos estaban inhumados en un terreno del municipio de Castrelo de Val, próximo al límite con Laza, según Macsaw. La mujer sería Benita García Blanco, de 34 años, y el varón, su hijo Francisco, de 10 años, dos de las víctimas de Romasanta. Ivort Macsaw estudió el terreno durante dos años. Recorrió los lugares por los que pasaba Romasanta y leyó todo cuanto sobre este hombre se publicó. Señala que esas dos víctimas «fueron ejecutadas con prácticas muy violentas, el 13 de marzo de 1847». Los restos óseos fueron analizados por forenses de la Universidad de Míchigan, que certificaron que «presentan deformaciones debido al canibalismo practicado sobre ellas por el asesino Romasanta». El resultado confirma la declaración del licántropo tal como la contó en la Audiencia de A Coruña en julio de 1853. Este hombre padecía un trastorno mental que hacía que confundiera su identidad con la de un lobo. El 9 de noviembre de 1853 fue condenado como autor de nueve asesinatos. Aunque declaró que había cometido trece, la justicia solamente consideró probados nueve.
El alguacil de León
Ivort Macsaw mantiene que Romasanta recorrió lugares para cometer sus crímenes incluso fuera de Galicia. Así, señala que estuvo en el monasterio de Carracedo, en el Bierzo, preso en la Cárcel da Coroa de Ourense y se dejó ver en el Balneario de Caldeliñas (Verín). «Todos estos datos forman parte del descubrimiento, que se convierte en un hallazgo arqueológico e histórico de primera magnitud», señalan los responsables de la fundación, que esperan seguir dando luz sobre este caso.
Ahora tratan de localizar los restos de otro desaparecido, el alguacil de León, que pueden estar en algún lugar de la comarca berciana. El antropólogo Ivort Macsaw consultó -según explica- desde los libros que se editaron hasta los artículos de la prensa inglesa, francesa o argelina que recogieron el caso en la época». Añade que no es fácil separar la leyenda de los hechos reales, como tampoco es sencillo reconstruir el caso por «el poco interés que la justicia de la época mostró en esclarecerlo». La Fundación Lycan envió a Macsaw a comprobar los datos disponibles. Le ha sido útil estudiar la cartografía y la medición de los tiempos, «extrapolando las fechas que Romasanta confesó a la justicia con los datos que extraje de mapas.
A mediados de 1800 los caminos ourensanos no discurrían por donde lo hacen hoy, las líneas que delimitan los municipios eran distintas y no había embalses -dice Macsaw- . Ha sido importante descubrir los documentos de un anticuario de Verín. En el registro de entrada del balneario de Caldeliñas comprobé cómo Romasanta se registraba en fechas coincidentes con las que dijo haber cometido los asesinatos. Los crímenes no deberían cometerse lejos de allí».
